¿Cómo actuará el gobierno español en futuros secuestros?, es la pregunta que me hago después de la liberación de los cooperantes de la ONG catalana.
Está claro que nuestros compatriotas en el extranjero a partir de ahora llevan un cartel colgado en la espalda de “secuéstrame, soy rentable”. Ante la cesión del gobierno español de pagar el rescate de los cooperantes nos hemos convertido en un país rentable para los terroristas, un gobierno que a partir de ahora ha hecho más rico a un grupo terrorista como es Al-Qaeda para que siga cometiendo más secuestros y actos terroristas en general.
Al igual que a partir del secuestro del Alakrana, los barcos llevan seguridad privada con personal armado para defensa y disuasión, los cooperantes que se encuentran en zonas calientes deberían ser aconsejados por nuestro gobierno en esta materia e incluso la imposición de suscribir algún tipo de seguro obligatorio en caso de secuestro o la prohibición de desplazarse a zonas conflictivas.
Estoy de acuerdo que estas organizaciones ayuden a los más necesitados, pero transportando unos pocos alimentos para repartir entre los más desfavorecidos no acaba con el subdesarrollo en los países a los que destinan sus acciones. El problema del subdesarrollo debe solucionarse desde la base del mismo gobierno del país afectado, políticas sociales efectivas, búsqueda de inversores externos para crear industria, alfabetización, infraestructuras, ahí es donde todos los países desarrollados deberían hacer incapié y apoyar la evolución de estas sociedades, hay que enseñarles a pescar, no darles el pescado.
Estamos financiando, mediante subvenciones que proceden del dinero de todos los españoles, a estas organizaciones, de las que me imagino unas serán realmente solidarias y otras estarán estructuradas como un negocio basado en la recaudación de capital a través de spots publicitarios lacrimógenos. Este tipo de organizaciones deberían estar controladas muy de cerca por parte del Estado y analizar en común las actuaciones que llevan a cabo, obligarles a realizar auditorias de transparencia económica para asegurar que no haya apropiación indebida por parte de sus directivos, como fue el caso del presidente de Anesvad en Abril de 2007 el cual fue procesado por esta causa.
La mayoría de sus cooperantes realizan su trabajo por vocación, la bella vocación de ayudar al prójimo, pero seguro que otros lo toman como unas vacaciones solidarias para conocer mundo, al estar aburridos en casa viendo como las arcas de sus empresas particulares engrosan sus cuentas privadas.
Como decía Gandhi: “La verdad jamás daña a una causa que es justa”
